CARTAS AL DIRECTOR

El debate que sobre la Playa de Palma tuvo lugar en Diario de Mallorca el pasado 18 de Noviembre me dejó muy claro lo que la playa necesita: disuelvan el consorcio y pongan en la calle a los gestores.
De entrada fue muy revelador y a la vez paradójico, que la gerente del Consorcio, Margarita Nájera, en lugar de representar a la institución para la que aún trabaja, estuviera camuflada entre el público asistente. Me resultó chocante que la gerente, que durante meses no había querido dar explicaciones a los ciudadanos de la Playa de Palma sobre las razones por la que se había cambiado el proyecto del Estudio de Arquitectura West 8, incluyendo demoliciones y cambios de uso que les perjudicaban directa y claramente, se sentase discretamente entre ellos, y no en la mesa desde la que podría haber explicado los motivos que justificaban dichos cambios. En su lugar, sentado a la mesa de debate, estaba el Director de Planificación Urbanística del Consorcio, Sr. Dañobeitia, que mantuvo en todo momento una actitud prepotente, que rayó en algunos momentos en la mala educación y el histrionismo. El Sr. Dañobeitia se desmarcó en primer lugar del Proyecto de West 8, documento que sin duda alguna sirvió de base al consenso que llevó a la aprobación por todos los grupos políticos de la Ley 08/2010 de 27 de julio, de medidas para la revalorización de la Playa de Palma; dijo que dicho plan no tenía valor legal y que nada más era una idea sobre la que trabajar. También se desmarcó del Conseller que propició se convocase el concurso de ideas que ganó el citado estudio de arquitectura ¿para qué un concurso de ideas?. Seguidamente se desmarcó de los ciudanos: faltando a la verdad, pretendió haber llamado puerta por puerta para informar a los ciudadanos de las consecuencias de las modificaciones del proyecto... y en una desafortunada frase dijo que gracias al Consorcio hasta las cucarachas de la Playa de Palma se habían enterado de lo que se quería hacer. El Sr. Dañobeitia estaba convencido de que la reacción ciudadana procedía de una conspiración política preelectoral, y no parecía creer que la expropiación de más de 300 viviendas, la destrucción de Ses Fontanelles, y el cierre de hostales y comercios, entre otras lindezas que prevé el llamado Plan Nájera, justificasen la reacción de vecinos, pequeños hoteleros y comerciantes, que han removido cielo y tierra para defender sus derechos. El señor Dañobeitia pretendía estar por encima de todo y de todos, ignorando que trabaja para una institución pública y que está al servicio de los ciudadanos que ningunea. Una de las grandes preocupaciones de dicho señor era que la no construcción del centro comercial en un terreno rústico situado en Ses Fontanelles supondría una pérdida de 50 millones de Euros, por existir ya unos derechos adquiridos para la construcción de dicho centro; evidentemente, todo ello sin contar con la opinión de los sufridos propietarios del mencionado terreno rústico. En mi opinión, a veces vale la pena "perder" dinero, aunque sea 50 millones de Euros, para que las cosas queden igual (a bote pronto, tristes ejemplos de lo contrario serían dos "nyerros" como el Palacio de Congresos de Palma y el Hospital de Son Espases). También me llamó mucho la atención que el Sr. Dañobeitia no se refiriese en ningún momento a la importancia de la "línea 0" de la la playa, esto es al mar y la arena, que son los últimos restos de natutaleza que quedan en la zona (junto con Ses Fontanelles, Es Carnatge y Es Torrent des Jueus) y sin duda el principal atractivo turístico... creo que fue una prueba más de su ignorancia. Tampoco fue muy esperanzador el mensaje del Sr. de Alarcón, representante de  la Asociación de Hoteleros de Playa de Palma, que dijo que el plan debía ser liderado por los hoteleros porque eran expertos en el tema. Está muy bien que los hoteleros lideren estrategias dentro de su ámbito empresarial, siempre y cuando afecten a sus propiedades y no a propiedades ajenas que no tienen uso hotelero, sino comercial y residencial. No ayuda a confiar en el citado liderazgo la falta de criterio y oportunismo que han demostrado los hoteleros en algunas ocasiones: mencionar como ejemplo el caso del Palacio de Congresos de Palma, donde el Grupo Barceló parece se ha desmarcado del proyecto cuando el mamotreto ya está contruido y tendrá que ser sufrido por todos los ciudadanos de Palma. Además, hay que subrayar que no parece muy coherente que se quejen ahora aquellos hoteleros que han invertido, por poner un ejemplo,  en nuevos hoteles en el Caribe, obteniendo pingües beneficios, mientras dejaban que sus hoteles en la Playa de Palma cayesen en la decrepitud. Con dichas prácticas (dumping, creo que es la palabra técnica), han fomentado el deteriorio turístico de la Playa de Palma y han perjudicado a los pequeños hoteleros y comerciantes, que sólo tienen establecimientos en dicha zona.  No puede ser que esos hoteleros se presenten hoy como los grandes salvadores. Sólo el representante de los vecinos, Sr. Salvá; la representante de los comerciantes, Sra. Villadóniga, y el Decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Sr. Garau, demostraron expresamente preocupación por la playa, la arena y los espacios naturales, conscientes de que eso, y el patrimonio histórico artístico de la ciudad de Palma, es lo que en buena medida busca el turista que visita la Playa de Palma. Creo que la solución de la Playa de Palma consiste en hacer lo que se hace en cualquier barrio de una ciudad donde los ciudadanos pagan sus impuestos (tomemos como  por ejemplo el Paseo Marítimo de Palma, donde conviven sin problema los usos urbanísticos hotelero, residencial, comercial y de ocio): los Ayuntamientos de Palma y Llucmajor se deben preocupar de mantener arregladas y limpias las calles,  las policías Local, Nacional y Guardia Civil deben acabar con la delincuencia... Hay que incentivar con ayudas y créditos la mejora de la planta hotelera y de los comercios,  el embellecimiento de calles y de los edificios... Para ello no hace falta consorcio alguno. Sres. Alcaldes de Palma y Llucmajor, Sr. Delegado del Gobierno, Sr. Conseller de Turismo, hagan sus deberes... si los hubieran hecho la Playa de Palma estaría mejor de lo que está.